Al entrar en la cueva, los agentes encontraron que la mujer la había convertido en una suerte de santuario espiritual, con un ídolo del dios hindú Rudra, y donde, según dijo, dedicaba sus días a la meditación y a realizar “pujas” (rituales hindúes).
“Es bastante sorprendente cómo ella y sus hijas sobrevivieron en el bosque y qué comieron. Afortunadamente, no les ocurrió nada desfavorable”, añadió el superintendente.
