Esto incluye frutas, verduras, productos envasados cerca de su fecha de vencimiento y excedentes. Además, la ley prohíbe destruir alimentos, como rociarlos con lejía para evitar su recuperación.

Desde su implementación, se han redirigido millones de comidas a personas en situación vulnerable. La iniciativa ha inspirado políticas similares en Europa y se ha expandido a servicios de catering y fabricantes de alimentos, posicionando a Francia como líder global en la lucha contra el desperdicio alimentario.


